DE REPENTE ME SENTÍ VACÍO
El deportista australiano llevaba la maglia rosa y formaba parte del grupo de los mejores que estaba a punto de acometer el último de los 5 ascensos del recorrido (de un total de 222 km) cuando, a nueve kilómetros de la línea de meta, empezó a reducir visiblemente el ritmo.
Pedaleaba desmoronado sobre el manillar, las ruedas apenas giraban, parecía que el asfalto fuera a tragárselo. Se descolgó de varios corredores y acabó la etapa a unos 15 minutos del ganador, por lo que no pudo clasificarse entre los diez primeros finalistas del Giro.
¿Qué había ocurrido?

Las crisis de hambre se producen cuando las reservas de glucógeno del organismo, sobre todo las musculares, son insuficientes para sostener el esfuerzo físico del deportista.
¿Qué sucede fisiológicamente?
Junto con las grasas, el glucógeno es la principal fuente de energía.

La actividad física intensiva provoca el consumo de este "suministro" cuya falta, si no se repone con alimentos, provoca una crisis de hambre.
Otro factor importante que determina la crisis durante el esfuerzo es la deshidratación ocasionada por la sudoración intensa que, entre otros efectos, reduce considerablemente la capacidad de resistencia.
Estrategia alimentaria contra las crisis de hambre
Entre 1 y 4 horas antes del comienzo de la carrera, el ciclista debe hacer una comida ligera que contenga entre 1 y 4 g/kg de hidratos de carbono. También conviene reducir la cantidad de fibra (comiendo menos fruta y verdura) los días previos a la prueba para evitar la aparición de trastornos gastrointestinales.
Durante la carrera, el ciclista debe tomar hidratos de carbono de rápida absorción, presentes en bebidas deportivas o geles especiales (p. ej., maltodextrinas), para aportar rápidamente glucosa nueva a los músculos, conservar las reservas musculares de glucógeno y mantener así un nivel adecuado de glucosa en sangre.
La cantidad recomendada de hidratos de carbono que conviene ingerir durante el ejercicio oscila entre 60 y 90 g por hora. Una cantidad inferior no aportaría suficiente energía, mientras que una dosis superior no se absorbería a nivel intestinal y podría tener efectos secundarios.

Beber numerosos alimentos líquidos ayuda a mantener un nivel elevado de hidratación corporal: si se pierde más del 2 % del peso corporal por la transpiración, se puede acusar un descenso considerable de rendimiento.
¿Cuánta agua hay que beber durante el esfuerzo? Claro está, depende mucho del calor que haga, pero la estimación de 1 litro por hora es bastante realista.
Sin embargo, para calcular la cantidad de líquido que debe ingerirse durante una carrera, es recomendable simular la competición unos cuantos días antes en las mismas condiciones ambientales de la prueba y medir la pérdida de líquido a partir de la diferencia entre el peso corporal antes y después del esfuerzo.